Urano es el último de los planetas que puede realizar la vuelta completa del Zodíaco en el curso de la vida humana. Se representa, por tanto, como un anillo de unión entre el tiempo a la medida del hombre y los tiempos muy prolongados, de ritmo histórico, marcados por Neptuno y Plutón.

Esta característica de intermediario parece expresarse en la gran disponibilidad uraniana. En el cuadro de las influencias planetarias, Urano tiene una función dinámica, es una fuerza que hace palanca en cada punto de apoyo para destruir o crear, según exijan las circunstancias.

Domiciliado en el corazón del invierno, junto a la razón que escoge y juzga, Urano es la fuerza de voluntad que decide; dado que de este planeta, como de Saturno depende la posibilidad de supervivencia en las condiciones más adversas, su influencia tiene, a menudo, carácter drástico, reporesenta un impulso hacia la acción en los casos de emergencia. Saturno es la negación de lo superfluo. Urano es supresión de lo inútil. Saturno se opone al hedonismo y al sentimentalismo. Urano se opone a la inercia. En suma, de Urano depende ese ímpetu de la voluntad que, impulsivamente ciego en Marte, se vuelve aquí prudentemente organizado, dirigido a un fin preciso. La rapidez de relfejos musculares regulada por Marte se transforma en rapidez de reflejos mentales. Ambas obedecen a estímulos inmediatos. Nunca se enfatizará lo suficiente el carácter contingente de la influencia uraniana. Cuando la necesidad de actuar es compulsiva, la acción a corto plazo, concentrada en los objetivos más inmediatos, siempres es la más eficaz. Urano tiende a eliminar la sucesión temporal de los hechos resolviéndolo todo en el presente, y tienda a ignorar la concatenación de causa y efecto en su propagación más remota resumiéndola en un resultado realizable concretamente a breve plazo a través de los medios más propicios que se tienen a mano.

Podría definirse como un planeta pragmático si el fin temporal no limitase sus características, como ya lo hicieron otras identificaciones mas o menos gratuitas con esta o aquella corriente política o, incluso, con esta o aquella gran potencia de nuestros tiempos. Urano puede tener, indiferentemente, influencias progresistas o conservadoras. Como tiende a hacer aflorar los problemas latentes con el ánimo de resolverlos, muy a menudo se le otorga un carácter revolucionario, olvidando que existen fuerzas destructivas y fuerzas represivas igualmente decisivas y violentas. Tal vez resulta más justo decir que Urano magnifica el HOY, sin preocuparse demasiado del pasado ni del futuro. Esel planeta de lo imprevisto y de la ocasión cogida al vuelo.

La voluntad de alcanzar un objetivo con rapidez y eficacia se apoya necesariamente en la capacidad de organizarse y de elegir los propios medios de realización. De hecho, Urano es el planeta de la técnica en todas sus expresiones, comenzando por la más clara que corresponde a la habilidad de aprovechar los elementos pasivos e indiferentes de la naturaleza para transformarlos en instrumentos útiles al hombre.

En el análisis interpretativo de las cartas natales, Urano aparece estrechamente vinculado con la habilidad manual y con sus aplicaciones técnico-mecánicas; bajo este aspecto es complementario de Venus, que regula la habilidad manual artístico-hedonista.

Si Saturno indica en el destino la pérdida y la renuncia, Urano representa los cambios bruscos, las mutaciones irrevocable, el apogeo de las crisis, los cortes netos. Con frecuencia, también el corte neto de la existencia individual que es la muerte.

Desde el punto de vista anatómico, Urano corresponde a las manos.

Urano tiene su domicilio en Acuario y exilio en Leo.