Junto a la fuerza expansivo-optimista de Júpiter encontramos la fuerza restrictivo-pesimista de Saturno. La confianza hacia el ambiente circundante se une a la desconfianza, ambas condiciones indispensables para garantizar la vida.
Saturno representa, en efecto, la evaluación racional de las circunstancias, y en particular de las circunstancias negativas, para organizar mejor la defensa del individuo. A este criterio de juicio, objetico y radical, se una un distanciamiento frío de todo aquello que puede entorpecer tal defensa: la pasión, el sentimentalismo, la generosidad, los actos gratuitos, el altruismo.
Este planeta acompaña al Yo en la soledad, refuerza la introversión presentándola como una necesidad premonitoria de la inevitable adversidad, determina un proceso de disociación del ambiente a través de una desconfianza racional que tiende a aislar al individuo en un mundo hostil. Puede indicar escasa sociabilidad.
Al pesimismo saturniano lo acompañan la fuerza de ánimo, el coraje moral en la adversidad, la tendencia a contar sólo con las propias fuerzas sin recurrir a la ayuda de otros.
La autosuficiencia y el estoicismo determinan una inmensa fuerza de coordinación racional que es elemento de síntesis, agudeza selectiva de los datos perceptivos proporcionados por Mercurio y un gran componente de vigor intelectual o filosófico.
La desconfianza y la permanente previsión de lo peor, impulsan a medidas de precaución que pueden desembocar por un lado en una ambición calculada y paciente, por el otro en una acumuladora avaricia.
Ambas aparecen favorecidas por la tenacidad típicamente saturniana, por el rigor y la inflexibilidad, componentes de un temperamente frío y árido, que no se detiene por misericordia ni duda por piedad.
Severo con el prójimo, Saturno también es severo con el Yo, contribuyendo a la formación de gustos parcos y a veces espartanos. En un mundo de renuncia y de ambiciones, regido por la razón, se impone el concepto de la autoridad enjuiciadora y reguladora. Saturno es el símbolo a menudo inflexible de todo ello, e indica un paternalismo menos conservador que el inspirado por Júpiter, pero de todas maneras profundo e intransigente.
Asociado por la tradición a la desventura, este planeta representa, más material que moralmente, un principio de restricición de privación, de pérdida. la razón es ciencia del biel y del mal, fruto prohibido que consintió al hombre conquistas negadas a otros seres vivientes y lo arrancó del paraíso terrestre de la felicidad animal. El aura de melancolías y de penas que lo acompaña pareciera ser el precio del pecado original.
Materialmente, Saturno representa la vejez, el tiempo de la renuncia y de la soledad. En una carta natal también puede corresponder a la figura de una persona anciana o sabia.
Fisiológicamente, corresponde al hígado, al esqueleto humano y a los dientes; de éste planeta dependen la calcificación ósea y las enfermedades artríticas, reumáticas y esclerótidas.
Saturno tiene su domicilio en Capricornio, su exaltacion en Libra, exilio en Leo y caida en Aries.
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